La complejidad de un saco de boxeo

 




                                                                Lo complejo

 

El determinismo procede, como casi todo el pensamiento excelso, de la Grecia Clásica; pero fue Leibniz el que lo consolidó en el siglo XVIII. Como el mismo término sugiere, todo se encuentra pre-determinado. A ello se agregó multitud de variantes, algunas tan irrisorias como determinismo fuerte/débil. Luego, hallamos una sucesión de facetas que abarcan lo sociológico, lo económico, lo histórico… Me gustaría añadirle la gramatical desde el punto de vista diacrónico. El dilema es que, si todo está determinado, lo que tenga que ser será, algo que gusta tanto al estoicismo y a los resignados, si bien es cierto que el estoicismo acepta el paréntesis de que podemos controlar nuestras acciones y nuestros pensamientos. Esto viene al caso porque hay que cuestionarse el libre albedrío, es decir, si “todo está escrito”, incluyendo nuestro destino, carecemos de la capacidad de decidir. Los más estrictos aseguran que nuestra decisión ante algo ya está predeterminada por la publicidad o los sucesos políticos o sociales, esto es, hay una vorágine bestial por el control de nuestras decisiones. Yo creo que el fin del libre albedrío está cada vez más cerca, ya que la IA está dejando un poso verdaderamente escalofriante. Con todo, desde los poderes fácticos crearán la falsa ilusión de que creamos que nosotros decidimos. Creer que decidimos es una distopía que ya está sucediendo. El concepto del azar es la idea que contrarresta todo esto: nadie sabe lo que va a suceder. Pensadores de nuestro siglo, como Einstein, tiraron de las ideas de la física/mecánica cuántica para afirmar que existe una tercera posibilidad y es la combinación de ambos postulados, esto es, se puede combinar lo predeterminado y el azar: supongo que en planos diferentes. Por ahí alguien afirmó que el pasado y el futuro se hallan entrelazados en el presente. La idea del eterno retorno es una negación de lo azaroso y lo predeterminado de alguna manera. Sin embargo, ante esta abrupta complejidad, he de admitir que la mayoría de las veces se recoge lo que se siembra: no podemos negar la idea de causa/efecto. Hay caracteres volubles y azarosos, pero le aseguro que, si alguien me empuja o me agrede gratuitamente, lo más seguro es que responda proporcionadamente. El carácter y la personalidad son los ingredientes psicológicos que pueden escapar de esta ecuación, ya que hay personas que admiten o toleran ser pisoteadas o ninguneadas. Que sepa y entienda que (casi) todo sucede por algo. Lo del casi es el espacio del azar y lo complejo.





Saco de boxeo

 

Hay una parte de la población que piensa u opina de forma visceral, sin argumentar, sin deducir, ni aducir. Utilizan a los personajes públicos como muñecos de vudú donde descargan sus emociones, frustraciones o desengaños varios. Jorge Javier, Ayuso, Almodóvar, Pedro Sánchez, Feijoó, la Pantoja, Javier Bardem o Nacho Cano, da igual; cada uno recibe dardos envenenados de según qué bando o partido. Existe a continuación un revuelo de insultos y descalificaciones si uno apoya o es admirador de este o aquella. No puedo concebir que haya gente que guarde en su interior tanto asco/odio hacia determinados personajes públicos o políticos. Algunos vomitan bocanadas de lava ardiente. No sé si con ello se sentirán mejor anímicamente. Antaño y hoy en día, muchos futboleros se dedican a acribillar al árbitro o a un determinado jugador, la mayoría de las veces son insultos racistas u homófobos. En todos los casos se trata de descargar las frustraciones para regresar a casa con el deber cumplido. A menudo, tal descarga conlleva una suerte de relajación que permite que tus más allegados no paguen sus miserias contigo. El saco de boxeo funciona de esta guisa. Existe una peculiar manera de frustrarse, y al mismo tiempo natural, cuando uno no cumple sus deseos o no sacia sus expectativas. Políticamente, cuando no te llega el sueldo a fin de mes, buscas un cabeza de turco y descargas tu adrenalina. He visto cómo trabajadores de la construcción atacaban indistintamente a Abascal o a Iglesias. Mi estupefacción nunca duerme. He sido testigo de cómo hay hombres que, al no saciar sus apetitos sexuales, se vuelven más irascibles, bordes o desconsiderados. Algunos, al no encontrar su ansiada pareja, mutan en seres extraños o deformes, por lo que ello engorda el problema. No oses llamar la atención al que está completamente amargado con su vida, aun teniéndolo todo, porque serás el blanco de sus frustraciones. La especie humana funciona así. Si somos congruentes, nuestro problema no se va a solucionar si vamos pateando a todo aquel que se cruce en nuestro camino o nos canta las cuarenta. Es precisamente la inmadurez lo que conlleva una actuación desmedida o desproporcionada. Nuestro objetivo real sigue indemne, en tanto hay otro que, sencillamente pasaba por allí, en el que se descargan todas nuestras frustraciones. Urge saco de boxeo intemporal, inanimado y saciante donde podamos golpear hasta quedar exhaustos y así liberar tanto dolor, humillaciones o sinsabores. Cuidado con golpear al menos indicado porque uno puede encontrarse con la horma de su zapato.



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