INCONGRUENCIAS
INCONGRUENCIAS
JOSÉ LUIS RAYA PÉREZ
El devenir de una sociedad no
debe tomarse a la torera, tampoco se debe frivolizar sobre su unión o desunión,
aunque todo esto debería estar en su justo lugar. Hay quien se le va la vida en
ello y puede sacrificar su propia vida, su familia y su bienestar por conseguir
un país independiente, incluso están dispuestos a ser encarcelados y si
pudiéramos remontarnos a siglos pasados, son los que estarían dispuestos a ser
guillotinados o morir a garrote vil. Son los patriotas que se abren sus casacas
y gritan ¡Arriba España! Mientras son fusilados por un pelotón republicano o
viceversa. Son, en definitiva, los que les importa la vida una mierda y son
capaces de morir por unos colores o una bandera. En otros lejanos tiempos pudiera
resultar romántico y valeroso, pero hoy en día se cae en el más espantoso de
los ridículos. Ahora se han acercado los mártires a sus acólitos, mientras los
del otro bando se afilan las uñas para proteger su España, y ambos actúan de la
misma guisa. Unos luchando por la integridad de un país que huele a castaña
asada, a usurpación, a prevaricación, a nepotismo, a usura, corrupción y no sé
qué más. Los unos pretendiéndose desligarse de los otros, que son hermanos
gemelos, aunque su prepotencia y altanería les impida reconocerlo. Sobrellevan
las mismas taras – seguramente provengan de fábrica- pero se obstinan en
distinguirse puesto que una tara en catalán quizá sea más glamurosa que otra
castellana, aunque sigan confundiendo el significado de la situación del
adjetivo, puesto que no es lo mismo un
viejo amigo que un amigo viejo. Pero para esa parte, tan denostada y agraviada,
es la humillación que descuella un cúmulo de afrentas que se amontonan en el
tiempo hasta culminar ese ignominioso pastel. A pastelazos acabaremos si el
viejo continente no ordena y reordena como fuere, ¿pero quién puede meterse en
la injerencia de sus territorios?, con/por lo cual el ente parece desmantelarse
ante la falta de organización. El todo carece de fundamento al no poder integrar sus partes, espacialmente si hay órdenes que
se desatienden. Quizás les toque joderse a unos cuantos que alimentaron a ese
gracioso Gremlin durante décadas para satisfacer sus intereses partidistas y
ahora contemplan, incrédulos, su transformación en un ogro devorador.
A veces, uno piensa que tanto
desatino e incongruencias se originen en ciertas sociedades conspiratorias que
pretenden desestabilizar el organigrama que se ha creado a partir de cruentas
guerras mundiales para satisfacer otros oscurantistas intereses, que provienen
de mentes sádicas, avaras o lunáticas. Ciertos intereses deben subsistir para
que siga perviviendo semejante desatino que nos retrotrae a eras remotas.
También puede ser que vivamos en
una nación donde la insensatez sea la marca de agua que nos distingue, y, en
ocasiones, uno puede llegar a comprender a esa parte que pretende desligarse de
tanto absurdo, sin embargo uno recuerda lo del cazo y la sartén, y lo de no te
acerques que me tiznas que el sabio acervo ha sabido mantener, simplemente
porque la incongruencia nos sigue distinguiendo, a todos y a todas.
A menudo la incongruencia, que se
mama desde la misma cuna, suele ir ligada a la indecencia y la injusticia. Nos
hemos acostumbrado a convivir con ella de tal forma que no solemos darnos
cuenta de su presencia, al menos de la nuestra propia. Sólo la advertimos
cuando es ajena y la viga en el ojo propio sigue ausente (como lo del cazo y la
sartén). Se hace mucho más evidente cuando los gerifaltes roban cremas faciales
en supermercados, compran lujosas villas cuando predican lo contrario, viajan en excelsos aeroplanos para un
concierto de pop, o proclaman una independencia tan absurda como la Ínsula
Barataria.
El mocoso insulta a sus padres y
amedrenta a sus maestros, los ayuntamientos nos acribillan a impuestos que
luego no lucen, el gobierno aumenta las cargas a personas que no tienen ni para
comer, seres humanos que se ahogan en el Mediterráneo, gente que habla a gritos
a centímetros de distancia, animales que mueren por divertimento, leyes que
favorecen al instigador, al acosador y al que humilla. Conductores que
atropellan y se dan a la fuga porque iban ebrios o drogados y se van de rositas.
Intereses exorbitantes y comisiones leoninas. Obras desmesuradas y al mismo tiempo
insignificantes que las alcaldías nunca concluyen. Burbujas inmobiliarias.
Okupas que se introducen en tu casa y tienes que invitarlos a un par de cañas
porque te pueden denunciar. Hombres que no pueden besarse por la calle porque
es inmoral. Mujeres con burka y sus maridos con bermudas. Perros abandonados en
mitad de una autovía. Líneas continuas en lugares de acceso.
Maltratadores
que se santiguan y piden la paz. Mujeres que regresan con ellos. Sacerdotes que
predican el amor al prójimo y se exceden en ese amor convirtiéndolo en dolor,
abusando de niños indefensos a los que dejarán marcados para siempre –
ensuciando de camino la imagen de aquellos humildes párrocos que luchan
honestamente desde su parroquia por sus feligreses-.
Plásticos y más plásticos que ahogan el mar: nuestra fuente de vida. Colillas que son arrojadas en matorrales que arden en pleno verano. Sabiondos que entienden de todo y no saben de nada y confunden lo principal con lo secundario/accesorio: parte y todo –maldita metonimia-, un ejemplo nuca sustituirá al tema. Marginados que apoyan al líder que los margina. Asesinos que matan en nombre de Alá – y por metonimia igualmente manchan la imagen de los musulmanes honrados y trabajadores- . Gente que toma un café con edulcorante y un buen helado de nata y chocolate.
Nimias, irrisorias, incómodas,
injustas, inhumanas o aberrantes, mas/más incongruencias.









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ResponderEliminarEl estatus quo, es una mierda, pero es nuestra mierda, y las revoluciones (cambios sociales rápidos,violentos o no) siempre concluyeron o con un dictador en el poder o con una parte del pueblo oprimido.
ResponderEliminarEstamos en la era del boton o la pastilla, pero para los síntomas q enununcias y denuncias no hay pastilla q sirva. Y dado q el mantra de la educacion ya no se lo creen ni los q lo elevaron a los altares de la política demagógica, y q la coacción (ley, condena) no es políticamente aceptada (salvo q la sexta la unja o tenga el apellido "de género". solo nos quedan los demagogos, los charlatanes, los sinvergüenzas vestidos de buenismo, ..., Votados o no, para esto si hay consenso público.
Primo, esto es algo que se arrastra desde hace décadas. Cada partido lo camufla, lo usa y lo manosea a su antojo. Las televisones (todas) están al servicio de... Lo único que queda es que el ciudadano piense, al menos, POR SÍ MISMO. Besos y abrazos.
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