DISCURSO FIN DE CURSO CON FÁBULA INCLUIDA
DISCURSO FIN DE CURSO CON FÁBULA INCLUIDA
JLRAYA
http://www.diariosur.es/opinion/201706/06/curso-fabula-incluida-20170606004703-v.html
Probablemente y seguro que posiblemente, y
sin sutilezas, se estén sincronizando en cientos de institutos de Andalucía la
fiesta anual de Graduación de Segundo de Bachillerato. En este caso, sin duda,
es una celebración o conmemoración (sin agudezas) que remata -aunque no agrede-
todo un año de estudios, trabajo, exámenes, ejercicios varios, actividades y
muchos quebraderos de cabeza. Sois los alumnos y alumnas responsables y tenaces
los que habéis llegado a este buen puerto, unos con más pena, otros con más
gloria, unos con más interés, otros con menos y eso se puede apreciar en los
resultados, con más o menos matices, pero es así. Para unos es la meta y para
otros, esperamos que para la gran mayoría, sea tan sólo el principio, puesto
que este magnífico colofón debería convertirse en la plataforma que os
catapulte hasta donde os propongáis, siempre con ganas e ilusión, desafiando
como don Quijote cualquier malandrín o entuerto que se os ponga por delante.
Cuando se supera un difícil escollo estamos preparados para superar el
siguiente, siempre con nuestra epidermis endurecida como la coraza de “El
caballero de la Blanca Luna”. Pero no tenéis que derrotar al débil, sino
apoyarlo y acunarlo, no tenéis que ir contra el soñador sino absorber y
apadrinar sus sueños, no tenéis que ir contra el justiciero don Quijote, sino
seguir sus pasos, siempre con ilusión y esperanza, de lo contrario caeríamos en
una suerte de precipicio que concluiría en un absoluto vacío.
Es cierto que la sociedad es cada vez más
competitiva e impersonal, más dura y visceral, pero aunque para triunfar hay
que enrolarse en esas pautas, no olvidéis el lado humano de las cosas, ni
tampoco el lado humano de los humanos, que curiosamente lo tienen, aunque cada
vez se encuentre muy por debajo de la dermis y haya que rascar, mejor perforar,
para llegar a ese inmenso corazón, que cuando aflora puede derrumbar montañas y
aniquilar al más fiero y salvaje. Esto también se basa en trabajar nuestra
autoestima y amor propio, es decir, confiar en nosotros mismos, nada de
flaquezas, aunque es lógico que se escapen algunas lágrimas, pero que sean de
emoción o producidas por la lucha, nunca por el abandono o la disidencia.
Recordad también que “A Dios rogando, pero con el mazo dando”, que los hay que
confían en exceso en sus posibilidades porque se quieren y se gustan demasiado:
su inteligencia es tan brillante y sus encantos tan excepcionales que son
capaces de superar cualquier aprieto, cualquier entrevista, cualquier examen,
cualquier prueba, porque son superiores a los demás.
Y siguen preguntando por
las recuperaciones y las Re-recuperaciones. (Mire usted, así no se puede vivir:
mitad Lázaro de Tormes -la falsa monea
que ninguno se la quea-, y la otra mitad don Juan Tenorio, huyendo cuando
se ha conquistado y picoteando de aquí y de allí). Es decir, cuando se empiece
una tarea no la dejéis a medias ni os rindáis. Eso sí, aseguraos del camino que
queráis elegir, y no es que no haya vuelta atrás, que siempre la hay, sino que
se puede perder un tiempo precioso y en esta ardua y dura competencia se nos
adelantan y se pierde una oportunidad, quizás irrepetible. Os recuerdo cómo la
tortuga venció a la liebre por su persistencia y tenacidad, mientras que la
liebre, por dormirse en los laureles, ahí se quedó, observando cómo coronaban a
la lenta y aburrida tortuga. Esta fábula, que como sabéis siempre encierra una
enseñanza, no es un consejo actual, sino que fue Esopo allá por el siglo VI a.c.
cuando la creó y Samaniego la recogió en el siglo XVIII. Pues bien, hay que
recordarla y actualizarla diciendo que la clave del éxito consiste, muchas
veces, en insistir, nos dice nuestro amigo Woody Allen. Cuando se nos cierre
una puerta no hay que tirarse al suelo y lloriquear o llamar a mamá o a papá,
sino que hay que llamar a la siguiente. Por suerte hay muchas más. Y como dice
la cultura popular, que es muy sabia, “es que no estaba pa ti”.
Hay que puntualizar y recordar algo muy
importante y que todos sabéis, pero no por ello hay que obviar. Un pueblo, una
sociedad o un país, para que funcione debe aposentarse en unas normas, algunas
más o menos flexibles, y en leyes, tan dispares como disparatadas incluso,
permisivas, restrictivas, protectoras, disuasorias, persuasivas, las menos,
estridentes, sabias, necesarias, a veces obscenas, otras redundantemente
justas, en ocasiones invasoras y en ocasiones necesarias, muy necesarias.
Intento buscar una fábula en la que sus protagonistas se salten a la torera las
leyes y se líe parda. Es el inicio del caos. Esta podría ser vuestra última
tarea, es decir, buscad por internet o en la Biblioteca una historia o fábula
en la que los protagonistas acaben mal por no respetar las leyes. Esto es así.
Nos guste o no, hay que acatar las normas, luego podremos luchar por cambiarlas
y modernizarlas, adaptarlas a nuestros tiempos y necesidades, pero esto es algo
diferente y legítimo, por cierto.
Seguro que ahora entendéis por qué no hay que
llegar tarde, por qué no hay que usar el móvil, ni se puede comer chicle en
clase, ni uno debe ir al servicio cada dos por tres, ni hay que estar hablando
todo el rato, ni tampoco se debe faltar a clase, sobre todo esas primeras horas
en las que el sueño y el cansancio son atroces. Hay que seguir las indicaciones
de vuestro profesor o profesora, que es como vuestro “coach”, realizar las
actividades que se proponen, hablar con corrección y ceder el turno de palabra
entre otras normas que son básicas. No hay que saltarse estos preceptos, ni tan
siquiera con esa actitud tan peculiar que adopta un individuo cuando cumple la
mayoría de edad.
“Es que soy mayor de edad. Ya he cumplido los
18”. Decís a menudo.
La
respuesta sería: “Precisamente por eso. Porque tenéis que dar ejemplo a los
menores.”
Para que la sociedad avance hay que succionar
y arrancar de cuajo esta herencia grosera que la Picaresca nos ha dejado a lo
largo de nuestra historia y nuestra cultura. Sois todos vosotros y vosotras los
que tenéis que mejorar esta sociedad y luchar por un mundo mejor.
Ya tenéis las semillas, ahora debéis procurar
que crezca un árbol bello, fuerte y frondoso. Tras estas palabras, doy el
pistoletazo (pacífico) de salida.







Fabuloso artículo Pepe. Muy sabios consejos y grandes verdades entendieses para los jóvenes estudiantes. Alentadoras e impulsoras frases orientadas a que puedan desarrollar y cumplir sus sueños creciendo como personas e integradas en un futuro mundo profesional.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge. En ello estoy, educar, informar, redireccionar, respetando al mismo tiempo la libertad individual de cada cual.
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