Estado de la Educación
http://www.diariosur.es/opinion/201511/06/patranas-subterfugios-ilustrativos-20151106011308-v.html


Patrañas y
subterfugios ilustrativos
José Luis Raya Pérez
Cada cierto tiempo aparece una mente preclara
y, como siempre, desde la absoluta teoría y el desconocimiento real de las
aulas y del alumnado, se pretende establecer un corpus autocrítico o evaluador,
en connivencia con el alumnado, no sé si en convivencia también.
Como siempre, se dibuja un paisaje utópico en
la que el profesor puede dar sus clases apaciblemente porque sus alumnos
atienden y observan sin pestañear cada uno de los movimientos y sabias palabras
de su maestro. Son aulas de 15 alumnos-as que trabajan ávidos por aprender y
perfeccionarse. El ambiente es distendido y son los mismos alumnos y alumnas
los que exigen a su profesor-a más material y ejercicios porque desean avanzar
y poder dar todo el temario. Desconectan los móviles y suelen portar todo tipo
de manuales y bibliografías varias que el profesor les ha facilitado. A todo
este ambiente erudito y súper pedagógico hay que añadir el enorme respaldo de
los distintos gobiernos que han ido ganando las elecciones, cambiando las leyes
y ofreciendo distintos temarios, asignaturas, estructuras o diseño de
capacidades. Hay que agradecerles que nos mantengan siempre tan bien informados
y que nunca nos mareen con tantas disquisiciones. Qué sería de los docentes sin
el apoyo ecuánime del partido ganador. Siempre tan atentos por mantener esta
magnífica calidad de enseñanza y educación, siempre interesados con las
necesidades del profesorado. Suelen ser verdaderos conocedores de la juventud y
de sus familias, tan entregadas, que raudas acuden a los requerimientos y citas
del tutor. No son familias desestructuradas las que pueblan los barrios de
Málaga. No tienen problemas de paro, ni mucho menos. Sus hijos crecen en un
ambiente sano y delicado que los conducen jubilosos y ansiosos hasta al aula
para aprender y aprehender, y así luego ofrecérselo a la sociedad que los ha
visto crecer y tanto ha invertido en ellos-as. Los profesores siempre somos
respetados por los alumnos-as y respaldados por los padres y madres que
aprecian nuestra entregada labor. Hay días que nos tenemos que detener y
respirar ante tanta satisfacción y bienestar. Nuestro temario, contenidos y
objetivos se consumen a mitad de curso prácticamente porque es el alumnado el
que te empuja ya que quiere aprender y progresar más. Desarrollamos no ya los
ocho competencias básicas, sino catorce más. Hemos de adelantar contenidos del
curso siguiente porque el temario se nos agota, dada la ambición, el progreso personal y las ansias de
superación de nuestras alumnas y alumnos españoles. Ya no quieren ser futbolistas, ni aspiran a
entrar a los castings de Gran Hermano, puesto que la Programación de TV ha
cambiado desde hace mucho tiempo, podemos apreciar más programas culturales y educativos para nuestros jóvenes,
que son ellos precisamente los que los demandan. Los padres se vuelcan en la
educación de sus hijos. Nosotros ya no tenemos que insistirles en que dejen de mascar chicle, ni que se quiten la
gorra al entrar en clase, ni que desconecten el móvil, ni que dejen de chatear.
Ni que dejen de hablar o gritar en clase. Son los padres y el mismo gobierno
los que bombardean con estos mensajes básicos de educación y compostura, que
son fundamentales para poder atender, aprender y trabajar conjuntamente en un
ambiente limpio y tolerante, en el que no hay la más mínima falta de respeto.
Al profesor se dirigen siempre con atención y delicadeza, no gritan, ni suben
el tono de voz, ya que son conocedores de que estamos para formarlos como
futuras personas de provecho. Casi nos reverencian. Entre ellos se respetan
igualmente. Da igual que sean árabes, rusos, chinos o uzbekos, no importa. La
solidaridad y el respeto por las etnias y las diferencias culturales son la
tónica general en todos los centros de España. Los sindicatos ya no saben qué
hacer pues se han conseguido todas nuestras reivindicaciones y aquí se trabaja
estupendamente, amén de nuestros salarios tan altos y excesivos, sobre todo si
lo comparamos con tantas y tantas gratificaciones como recibimos, no ya sólo me
refiero a las pecuniarias sino también al apoyo moral y protector que desde el
gobierno siempre nos han proferido. A veces, nos preguntamos qué hemos hecho
para recibir tantos apoyos de todos y cada uno de los gobiernos, que se han
preocupado por mejorar siempre la calidad de la enseñanza, siempre han
entendido que es la base para el progreso y el futuro de todo un país y eso es
de agradecer por nuestra parte. Igualmente somos conscientes de que se nos ha dejado siempre trabajar
libremente, sin presiones ni condicionamientos. Nosotros-as, que somos tan
ignorantes del mundo real de nuestros alumnos-as, hemos de esperar los sabios
consejos de grandes eruditos, intelectuales y filósofos excelsos que nos
dirigen y nos orientan en este mundo tan difícil de entender. Hemos de ser
agradecidos con todos estos que, desde sus modestos despachos, pelean y luchan
por mantener la calidad de la enseñanza, puesto que ellos han trabajado siempre
delante de una pizarra y conocen verdaderamente todo este problema. No tenemos
que extrañarnos que sea España unos de los primeros países en calidad de
educación a nivel mundial. Qué pena que se haya marchado el señor Wert, tan
alto como ha dejado el listón. Menos mal que ahora aparece el señor Marina y
acude para alumbrarnos ante tanta oscuridad, ahora sí que estamos en un
estupendo momento para se lleven a cabo sus propuestas. Mejor no se puede
estar.
J.J. Rousseau proponía en su Emilio, allá por 1762, un sistema
educativo que permitiera al hombre convivir con aquella sociedad corrupta, y
que lo liberase de tantas patrañas y subterfugios ilustrativos.
Por favor, si no desean ayudar
verdaderamente, al menos no incordien tanto.



Muy irónico, el que no lo entienda tiene un problema
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