Último
amor
Has sido la última en
preguntarme “¿por qué te has fijado en mí?” El amor sigue teniendo ese
misterio, que no se resuelve con una sóla respuesta. Ni tan siquiera con mil.
En el seno de tu pregunta está
la solución: En tu inseguridad, en tu mirada lánguida y esquiva. En tus besos y
abrazos.
En tu absoluta integridad y en
tu lealtad. Te quiero porque me quieres aunque no lo digas y porque trato de
sacarle todo su jugo a estos momentos furtivos y fugaces que me ofreces. En
secreto y a escondidas.
Te quiero porque el mañana es
incierto y porque me aferro al presente y al momento como si fuera un segundo
eterno…
Te quiero, porque sin quererlo, te
has colado en mi alma, de puntillas, sin apenas hacer ruido, y por tu triste
sonrisa de congoja y de sufrimientos pasados. Porque necesitas más amor, porque
te quedaste vacía y desolada y quieres llenarte de la vida que te arrancaron de
cuajo.
Porque lo apostaste todo y todo
lo perdiste. Te quiero porque necesito quererte, porque necesito que recuperes
tu alma, perdida y sola. Porque no quiero que derrames más lágrimas negras, y
porque deseo que despejes ese rumbo cubierto de niebla y fango. Y cuando tu
corazón esté dispuesto para dar y recibir amor, si quieres déjame y vuela
porque al fin serás libre. Yo mismo abriré la puerta de la cárcel de amor en la
que estás presa desde hace muchos años. Cuando te vea volar, libre y feliz,
podré abrazarte y sonreír porque al fin tu pena cesó.
Y si decides volver a mí, estaré
frente a ti con los brazos abiertos y el corazón en llamas.
Te quiero porque sé que me
dejarás, porque tus humanos remordimientos te impedirán continuar. Volverás con
él y a la rutinaria seguridad del hogar: Te amo porque eres de esas mujeres que
vuelven con su familia, te dejaste seducir
por un cuerpo maduro y hermoso, pero debes volver, él te espera y no
sospecha nada. Lo hemos llevado con absoluta discreción, demasiado perfecta. Te
veré cruzar la calle junto a él y te miraré sin remordimientos porque yo te
supe amar.
Te supe amar porque no te pedí nada
y porque te dejé volar…


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