Autocrítica

 

Autocrítica







La autocrítica empieza donde concluye tu amor propio, esto es, hay personas cuya autoestima es tan colosal que jamás ven la viga en el ojo propio y van dando consejos pero para mí no tengo. Es una suerte de narcisismo que va embadurnando todo lo que toca. Es por lo que suelen rodearse de amigos o acólitos que siempre les dan la razón. Suelen sentirse agredidos permanentemente y casi nunca dan su brazo a torcer, a no ser que la evidencia sea aplastante y sus secuaces estén a punto de sublevarse. Es entonces cuando piden disculpas por su torpeza, teñidas de un preámbulo de interminables excusas.

Suelen estar a la defensiva. Ellos nunca se equivocan y, si lo hacen, es por tu culpa. El acto de la autocrítica supondría un paso decisivo para estas personas, que solo se miran al espejo y su maravilloso ombligo. Es también lo más cercano a una persona tóxica. Son los que se ofrecen y exigen el doble con intereses. Ya no sabe uno si ese favor lo hacen de corazón o porque esperan recibir otro a cambio, por lo que dicho favor carece de valor: de valor moral. Algunos saben muy bien que la única manera de combatir la decepción es no esperar nada a cambio.

La autocrítica tiene que ver con la empatía, con observar y mirar a tu alrededor, con ponerte en el pellejo del otro, con reflexionar sobre lo que ofreces y tu entrega, con tus limitaciones, tu soberbia o arrogancia, tu falta de autoanálisis, con el hecho de echar permanentemente balones fuera y no reconocer tus errores. También con las reacciones desmedidas y con las valoraciones absolutamente subjetivas. Con el desprecio a las opiniones de los demás y a sus decisiones. Tampoco suelen analizar el contexto, ni los antecedentes o consecuentes, ya que todo gira a su elemental punto de vista. Suelen ir sembrando la discordia y apartando lejos a los que no les bailen el agua.

Es posible que todo se remonte a la infancia, cuando te sobreprotegían, colmaban y calmaban con regalitos tus pataletas y siempre te salías con la tuya. Es posible que el egocentrismo de todos estos seres unineuronales haya sido alimentado en la familia y en la escuela. Son ellos primero y siempre ellos.

 

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