La turbulenta vida de Sandra Almodóvar
La
novela biográfica
José Luis Raya
Cuando el personaje al que deseas biografiar no se encuentra desgraciadamente en este mundo, has de recurrir a un género que pasa desapercibido para la mayoría de la gente. La confusión entre estricta biografía y novela biográfica queda patente en las opiniones o manifestaciones de ciertos individuos que abren la boca para opinar libremente, partiendo desde la ignorancia.
Escribir la biografía de Sandra
Almodóvar ha sido lo más parecido a una odisea kafkiana, cuyos efectos
secundarios aún aletean en mi mente conturbada. Ha habido anécdotas tan
hilarantes en unos casos, como humillantes o sencillamente curiosas en otros.
Cuando Sandra me propuso escribir su biografía aquella plácida tarde de febrero,
recortados por un sol lánguido y tibio, no supuse que la empresa me iba a
acarrear tantos quebraderos de cabeza. Empezando por ella misma, que se fue de
este mundo prácticamente sin despedirse, víctima de sus propios excesos y de un
supuesto maltratador y no tan supuesto. Hube de hacer de tripas corazón y
travestirme de Sandra para poder comprender su inescrutable mundo, repleto de
confusos testimonios en algunos casos o contradictorios en otros. Ella ya no
estaba entre nosotros para corroborar lo que me confirmaban o negaban.
Por otra parte, he de agradecer la predisposición de muchos amigos o conocidos de sus diferentes etapas biográficas. A los que me buscaban y se emocionaban con sus testimonios, les ofrezco toda mi gratitud y credibilidad. Luego estaban los que me daban largas o estaban sumamente ocupados; las que me dejaban plantado y luego iban diciendo que yo no acudí a la cita; los que han partido hacia un mundo mejor, dejando muchas conversaciones pendientes; los que tenía que pillar prácticamente desprevenidos y sin escapatoria; los que nunca cogían el teléfono; los que no te contestaban por ninguna de las RRSS (muchos golpes de pecho y luego nada); los que te remitían a otros informantes; los que te citaban para tal día y luego no podían porque les había surgido un imprevisto. Etcétera.
El primer testimonio y acercamiento humano partió de la amable dueña de
la Librería Berkana en Madrid. Creí que todo iba a ser pan comido. No obstante,
me sentí absolutamente desorientado y con pocas ganas de iniciar una biografía
sobre una estrella rota que había partido antes de tiempo. Entonces apareció
Miguel Ángel Rodríguez y me ofreció un inestimable documento donde se relataba,
a modo de diario, la dura infancia de Sandra Almodóvar y sus primeros pasos
artísticos por Torremolinos. Ya solo tenía que tirar del hilo como en el mito
de Ariadna.
Voy a realizar una breve enmienda, donde se aprecia otro tipo de tipología gráfica, motivada quizás por mi consustancial inseguridad. Realmente, no puedo reprender a nadie que, por diferentes motivos, no quiera o no pueda ofrecerme su testimonio o contarme alguna anécdota hilarante, o quizás dolorosa. No puedo exigirles nada. Están en su derecho y hay que respetarlo. Lo que yo no sabía es que tampoco podía opinar informando sobre estas cuestiones. Ni tan siquiera preservando su intimidad. Hay que callar como en aquellas ominosas décadas de silencio y miedo. Después hay que soportar la ingratitud y la soberbia, como decía Unamuno. Incluso el desprecio. Hay personajes de las altas esferas que son intocables y hay que estar permanentemente haciendo reverencias. Espero que nadie se dé por aludido. Ha habido muchas anécdotas y datos curiosos que voy a omitir para no caer en la ofensa gratuita y, sobre todo, porque yo no gano nada con todo esto, excepto disgustos. Voy a anteponer mi paz mental especialmente. He de añadir que he empleado mi tiempo y mi dinero para que este proyecto saliera adelante. Yo soy un profesor jubilado y un humilde escritor que esto lo hace, como suele decirse, por amor al arte. No deseo fama, ni la necesito. La verdadera fama reside en tu entorno, tu casa, tu familia y en la quietud de tu conciencia. Lo demás es pasajero. Tampoco hay que detenerse, como decía Churchill, a lanzarle piedras a cada perro que te ladre en tu camino o nunca llegarás a tu destino. Juraría que algo parecido le comentaba don Quijote a Sancho en alguna ocasión. Así es. Todo lo demás es pura banalidad. Dicho esto, y en cuanto cumpla con los compromisos y presentaciones previstas, pasaré página y a otra cosa mariposa. Tengo otras ideas en la cabeza para iniciar nuevas novelas de diferentes géneros porque con ello disfruto. Creando y recreando. Tampoco voy a consentir que un profano en la materia vuelva a indicarme cómo debo escribir una novela, después de una licenciatura en lengua española, una diplomatura en semíticas, seis novelas y casi trescientos artículos distribuidos en diferentes periódicos y revistas literarias.
Seamos francos, no es que Sandra fuera una Liza Minnelli; eso sí, tenía una sensibilidad y una capacidad para crear personajes fuera de lo común, y un sentido del humor y una chispa inigualables; pero, sobre todo, simboliza algo que pocas personas o artistas pueden decir: se trata de un icono o emblema de la intolerancia del Régimen como otras tantas mujeres trans de esa generación. Intolerancia y odio que aún se respira y se transpira en muchas capas sociales. “La turbulenta vida de Sandra Almodóvar” es una novela biográfica donde se retrata unas veces con ternura y otras con horror el verdadero calvario que fue la vida de esta gran artista.
El libro es un fresco
irrepetible donde aparece la sociedad torremolinense del franquismo y la
transición hasta llegar a nuestros días. Como siempre, escribo para informar,
entretener y agitar conciencias. Muchas gracias.
*Esa magnífica portada, tan elocuente, pertenece al diseñador gráfico Juan David Cardona Ardila. Pincha en este enlace si estás interesado-a en su trabajo : https://www.linkedin.com/in/juandavidcardonaardila.
La presentación oficial será el 27 de mayo a las 19:00 en la sala Manuel Blasco del Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso de Torremolinos.
Otras presentaciones previstas: Torremolinos (Baloo); Málaga (centros de estudios y bibliotecas); Guadix (Casa de la Cultura o Ayuntamiento). Vera (Casa de la Cultura). Granada y Madrid (aún por determinar).
JR
le buscaba trabajo en los lugares más insospechados. En un lejano caserío de la
Serranía de Ronda, Sandra acudió con la troupe
de JR para amenizar una boda. Aquello debió semejarse a la entrañable imagen de
los artistas nómadas de El viaje a
ninguna parte de F.F. Gómez. Por aquellas distantes tierras, todos se
perdieron intentando localizar aquella enorme hacienda con plaza de toros
incluida. Cuando la vislumbraron en la lejanía, bajo un sol abrasador, y
después de subir y bajar infinidad de ribazos y tropezar con un montón de
caballones, dieron al fin con la tierra prometida. Sandra llegó sudorosa y
jadeante como una parturienta. Los ahogados sofocos le hacían soltar unos
insinuantes gemidos con silbidos incluidos. Parecía que ya estuviera actuando.
Lo primero que pidió fue un gran vaso de agua. Los criados la asediaron con
todo tipo de atenciones. Como cuando don Quijote arribaba a las ventas
castellanas y todos lo agasajaban para reírse al mismo tiempo. La muy pava iba
maquillada para causar una buena impresión, pero la servidumbre reía por lo
bajini cuando veían ese rostro cubista devastado por el colorete, el carmín y
varias cremas ocres. El sudor discurría por su cuello y se estancaba en su canalillo
conformando una especie de mar rojo. Volviendo a lo anterior, el momento
resultaba realmente quijotesco o quizás berlanguiano.




Muy muy interesante!!! Mucho ánimo 💪
ResponderEliminar