Fuerzas ocultas ( Diario SUR)

 


Fuerzas ocultas

José Luis Raya

 

Asistimos nuevamente al sempiterno conflicto que nos encoge el alma a todos los que amamos la paz. Es imposible que nadie quede sobrecogido por la pesadilla que hubieron de vivir los jóvenes que asistieron al concierto por la paz (precisamente), siendo asesinados y secuestrados por un grupo terrorista que no tiene escrúpulos ni dignidad, ni mucho menos respeto alguno por la vida humana. Efectivamente, merece y debe ser aniquilado, pero no a cualquier precio.

Ese ataque, propio de unos macarras asesinos pandilleros, cuesta creer que no fuera interceptado por Israel, uno de los mejores servicios secretos del mundo. Cuesta creer que tardaran tanto tiempo en acudir al territorio donde se estaba produciendo la masacre. Las víctimas grababan con sus móviles aquel infierno, propio de una pesadilla. Pasaron horas. Como si “los buenos” trataran de asimilar aquello y no quisieran improvisar o quizás les sirviera para acometer lo que quizás llevaran preparando desde hace años: la invasión de Gaza. Resultaría espantoso que esto hubiera ocurrido así. Resultaría espantoso pensar que todo haya sido una macabra artimaña del gobierno sionista de extremísima derecha de Israel. Pues bien, ya disponen de la excusa. Después de décadas llevando a cabo un proceso de aniquilación y arrinconamiento de los palestinos, están deseosos de dar el último zarpazo. La jaula se ha convertido en una trampa mortal. Y están pagando justos por pecadores. Como siempre. Los terroristas están usando también a su pueblo como escudo. Para ellos, esos radicales islamistas, la vida terrenal carece de sentido, pues es un medio para llegar al paraíso. La gente normal huye despavorida para salvar su vida. Lo mismo que en aquella madrugada del concierto por la paz y por el horror. Sigo pensando que el pueblo paga los errores de sus gobernantes. Lo más triste es que los gobernados son siempre las víctimas y no lo saben. Se convierten no solo en los escudos de sus ambiciones sino en sus mártires. Incluso los mismos terroristas suelen ser jóvenes que han sido captados por otros gerifaltes que viven ricamente en Qatar o Dubái, desde donde dirigen y coordinan su terror. Hay una estructura piramidal victimaria colosal  en cuya base se encuentra el pobre pueblo que solo sueña con trabajar, vivir en paz y ser feliz.

El Secretario General de las Naciones Unidas ha expresado su malestar diciendo que la respuesta de Israel está siendo desproporcionada. Algo que todos estamos viendo lamentablemente. También es cierto que tiene derecho a defenderse pero no, como digo, a cualquier precio. Sus modernísimos mecanismos de defensa vuelven a fallar en el lugar menos indicado: un hospital. Otros cuentan que es otra barbarie más de los terroristas de Hamás que, como hemos visto, no tienen escrúpulos. Asistimos, por otra parte, a una guerra de información, desinformación y manipulación de los hechos para seguir polarizando al mundo y a la opinión pública. ¿Qué se gana con ello? Pues que cada cual pueda actuar libremente y se siga expandiendo el horror a su manera.

Otros maledicentes (o no) sostienen que todo esto son artimañas del estado sionista para probar sus armas sofisticadas con los palestinos y poder venderlas a todo el mundo. Otro artículo interesante sería la reflexión acerca de la industria armamentística y cómo genera guerras para su propio desarrollo. Todo esto resulta tan distópico como escabroso.

Dicen algunos que la verdad solo tiene un camino, pero pocos se esfuerzan por buscarla. Las ideologías polarizan a sus ciudadanos (o votantes). Sabemos de qué pie cojea cada cual con solo mencionar un tema. Me sorprende gratamente que JM de Prada, magnífico escritor de derechas, vea claramente el apartheid al que está siendo sometido el pueblo palestino desde hace décadas sin que nadie haga nada. Solo hay que enumerar hechos objetivos. Las opiniones, siempre partidistas y subjetivas, no cuentan.

Si nos ponemos a evaluar los derechos territoriales de ambos pueblos, objetivamente cada uno tiene su derecho y son estados. Hay que reconocerlos como tales. Los unos porque ya eran nombrados como tales en los textos bíblicos, los otros porque han sido igualmente pobladores ancestrales de aquellas tierras. Es cierto que Alemania, Europa y el mundo están en deuda con los judíos por el espantoso Holocausto que sufrieron. Pero aquello afortunadamente ya pasó. Es cierto que Israel es un país democrático y ciertos derechos están más protegidos que en un estado islámico, pero precisamente por eso debería dar ejemplo. El camino para la paz es que se consoliden y se reconozcan ambos estados, se delimiten las fronteras y se respeten. Cisjordania podría ser la nueva Palestina. Pero claro, hay fuerzas ocultas que lo impiden. Por otra parte, ahora Ucrania está más desprotegida que nunca, pues el foco se ha trasladado a otra parte. Rusia, su abusador y acosador tiene vía libre. Ya no podremos enterarnos de sus atrocidades. En ambos casos y, en general, creo humildemente que deberíamos apoyar al más débil. Como a la mujer que es maltratada o como al niño que es víctima de acoso. La verdad tiene solo un camino.



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