Fernando Trueba "el Truebador"
EL TRUEBADOR
José L. Raya
http://www.diariosur.es/opinion/201612/01/truebador-20161201013038-v.html
No voy a ser el que censure al señor Trueba por no sentirse español,
porque ese es un sentimiento que se tiene o no se tiene, y él no va a
ser culpable de carecer de ese don. No olvidemos que nos regaló un
Oscar, entre otros premios, y que se acordó de Billy Wilder como un
dios. Hubiera quedado mucho más elegante si hubiera añadido que se
considera un ciudadano del mundo, probablemente nadie le hubiera
replicado, ya que el nacionalismo se cura viajando e intercambiando
sensibilidades y cultura, sobre todo el nacionalismo rancio, obsoleto y
decimonónico, que tan bien saben esgrimir los catalanes o los
americanos por ejemplo. Lo que ya resulta insostenible, argumentalmente
hablando, es que denoste de su condición de español para abrazar otra
nacionalidad, súper centralista, por cierto, al considerar que en la
Guerra de la Independencia hubiese ido con el enemigo, es decir,
Francia. Es incongruente rechazar un nacionalismo para abrazar otro
mucho más incisivo y patriótico. No termino de concebir esta idea. Si
bien, pudiera referirse a aquella idea dieciochesca de los afrancesados,
como sociedad puntera, moderna y racional, frente a la España
provinciana, atrasada y asilvestrada de entonces. Pero de esto hace ya
más de dos siglos. Ya no hay parangón en este sentido. Ya ha pasado la
época en la que los españoles arrastrábamos ese sentimiento de
inferioridad ante el país galo. Ahora son ellos los que se molestan ante
el tuteo y la irreverencia. Nos quieren seguir teniendo a su merced.
Con La Gran Bretaña ya tienen suficiente.
Hay que ir superando esos sentimientos españolistas que no llevan a
ningún lado, salvo al conflicto y al enfrentamiento. Es preciso ir
arrinconando ese sentimiento, arcaico y primitivo, y no dejarnos llevar
por la visceralidad o la vehemencia. En ese nacionalismo de rancio
abolengo introduzco a ese catalanismo tribal y decadente que busca no
tanto independizarse como crear malestar y enfrentamientos sociales,
sobre todo abomino de ese afán imperialista tan dañino como salvaje,
buscando anexionarse otros territorios de habla catalana, una suerte de
demencial cruzada medieval.
La extrema izquierda rehúsa de ese bello eslogan: “la unión hace la
fuerza”. Es precisamente ahora cuando debemos unir y sumar fuerzas y no
restarlas – Hay un interesante grupo político que persigue la unión de
España y Portugal-. No se puede solventar tantos reinos de taifas, de
los que, por cierto, Francia carece. Seguramente es uno de los países
más centralizados del mundo. No sé si por esto lo preferirá el señor
Trueba, al que mejor tildarlo como Truebador. Eran los trovadores los
que, desde la Edad Media, divertían y entretenían al público,
especialmente en la corte. Este hombre se dedica a entretener. Sus
contundentes y polémicas afirmaciones a mí me divirtieron, pues las
aprecié cargadas de incongruencias como hemos visto anteriormente,
aquello fue como una pataleta de un adolescente rebelde de trece años.
Sobre todo cuando no vino al caso, ni nadie le preguntó al respecto. Lo
aprecié, efectivamente, como un trovador/Truebador ridículo y patético
que buscaba ser el centro de atención y sobre todo crear polémica,
quizás como estrategia de marketing, sin embargo me temo que el tiro le
ha salido por la culata, como suele decirse.
En cualquier caso, me sorprende, sea cuales fueran sus intenciones, que
haya gente aún que se siga rasgando las vestiduras y que se comporten
como esos nacionalistas retrógrados y viscerales que andan insultando a
todo el mundo que no comulgue con ellos.
Lo que ya resulta complicado es renunciar a un estado nacional para
cederles terrón a otro tan visceral o más que el anterior. Sobre todo
cuando estos últimos sentimientos se han ido amasando, bajo la
connivencia del estado central, durante décadas, desde las aulas e
incluso los púlpitos.
Si consideramos sus ansias imperialistas, manifiestas y patentes, no
entiendo cómo no entienden que el país que los abarca esté dispuesto a
renunciar a un territorio que le pertenece desde hace siglos y siglos –
Uso la ideología que ellos mismos usarían-.
La tesis del no-enfrentamiento y la concordia territorial tal y cómo la
han firmado Bélgica y Holanda al respecto, o como se mantiene en Canadá,
Bélgica o Reino Unido, aquí no se mantiene, no ya porque la Santa
Constitución lo impida sino porque hay que usar sus propias cartas en
este sentido y en este juego absurdo, cuyas bases ya empezaron a
fraguarse hace décadas, tanto por la izquierda como por la derecha.
Ahora no saben cómo detener a ese monstruo que se ha ido creando y que
no saben cómo detenerlo. De momento sólo les queda la ley, ya que el
pueblo de allende se encuentra bastante adiestrado o domesticado, tanto
como el cubano a lo largo de interminables décadas.
Deje su indignación a un lado porque alguien no piense o sienta como
usted y demuestre su amor a su país de una manera solidaria, sana,
equilibrada y decente, sin corruptelas ni aspavientos.
Hay muchos españolísimos que proclaman su patriotismo a gritos y luego roban a espuertas.
Ya está bien de tanta y tanta hipocresía.





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