Patriotismo y Nacionalismo
Patriotismo y Nacionalismo
José Luis Raya
http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2015/01/29/patriotismo-nacionalismo/739578.html
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Se
pueden confundir los adjetivos patriota
y nacionalista, pero sus diferencias
pueden ser tan abismales como sus semejanzas al mismo tiempo; toda paradoja
dispone de un sentido interno coherente. Plutarco, en el siglo I, se burlaba de
quienes consideraban la luna de Atenas mejor que la de Corinto. Milton, en el
siglo XVII expresaba que Dios se revela primero a los ingleses. Fichte, en el
XIX, declaraba que tener carácter y ser alemán era evidentemente lo mismo. El
mismísimo Adolh Hitler lo dejó claro al afirmar que se consideraba un
nacionalista y no un patriota.
El Nacionalismo
se puede rastrear incluso en las tribus primitivas cuando entre ellas se
querían aniquilar, y no existía el más mínimo atisbo de cooperación ni
solidaridad. Luchaban por conquistar tierras e imponer su hegemonía, esas
tierras incluían todas sus materias primas y los animales que las habitaban. En
el siglo XIX se retomó este concepto, que siempre ha estado vivo, y se le
envolvió de un halo ingenuamente romántico y patriota, donde se vindicaba y se
reivindicaba el acervo popular sin acerbo.
Efectivamente,
los nacionalismos se han exacerbado con todo el acerbo posible, denostando,
infamando y difamando, arrasando y atacando excusándose en su supuesta
marginación y expoliación; su victimismo es tan grotesco y ridículo como sus
propias vindicaciones. Se disponen a luchar contra el imperialismo que los
oprime utilizando análogos recursos. Todos ellos se han montado una película,
irrisoria y esperpéntica, en la que aparecen ellos como las pobres víctimas de
un Estado totalitario.
El
término patriotismo hunde sus raíces
etimológicas en el griego, y tiene relación con lo que “pertenece a la tierra
del padre”. El patriota defiende y añora su tierra, la anhela, describe sus virtudes y asume sus defectos.
La tierra del nacionalista no tiene defectos y siempre la defiende atacando a
los demás. El proyecto de nación de todos estos es primitivo y salvaje, puesto
que esgrimen la bandera de la supervivencia y del imperialismo, inventan y
sostienen inconcebibles situaciones de opresión, y siempre están a la
defensiva, siempre dispuestos a atacar porque creen anticiparse a futuras
acciones denigrantes que el estado totalitario les pudiera arremeter y
acometer.
Charles
de Gaulle lo afirmaba: “Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es
lo primero,- sin caer en la defensa a ultranza, eso es un chauvinista-. Nacionalismo es cuando el odio por los demás pueblos
es lo primero” Hitler consideraba que su pueblo debe ser educado en un nacionalismo fanático, ese derecho hay
que considerarlo por la fuerza. El premio nobel Albert Camus afirmaba que amaba
demasiado a su país como para ser nacionalista.
El
proceso autonómico, café para todos, se
ha ido convirtiendo en una merienda de negros, con todos mis respetos, es una
frase hecha; la corrupción se ha ido disgregando en las múltiples taifas
creadas, los gastos absurdos se han ido amontonando hasta acelerar una crisis
tan financiera como nacionalista, tan dispersa como difícil de controlar. Nos
hemos convertido en una suerte da autofagia y hemos demostrado que los
españoles no estamos preparados para agruparnos, ni para distribuir, ni para
organizar, ni para sistematizar, sencillamente porque no hay gente bien
preparada que pudiera haber asumido aquella responsabilidad, lo mismo
confundían una sentencia judicial con una receta de cocina. Adolfo Suárez, como
si fuera Nostradamus, intuyó que la autonomía no debe convertirse en un
vehículo de exacerbación nacionalista, ni mucho menos debe convertirse en
palanca para crear nuevos estados plurinacionales y particularistas.
Un
senador nacionalista vasco, cuyo nombre prefiero obviarlo, afirmaba que el que
no se siente nacionalista no tiene derecho a vivir. Sin duda, hay una tenebrosa
conexión con otro líder, anteriormente citado, cuyo nombre no debería haber
existido jamás.
Las
comunidades enferman igual que las personas. Hay gente que se cree Napoleón y
hay comunidades que repentinamente se consideran nación. Y lo peor de todo es
que se les dé la razón como a los locos, puesto que alimentamos sus delirios de
grandeza y sus ansias invasoras.
No
obstante existe una fina y delgada línea que puede embrollar estos términos,
puesto que no sé si lo de la Merkel es patriotismo encubierto o sutil
nacionalismo sigiloso.
Ante la
duda, prefiero abanderar las declaraciones de un político marroquí (supuestamente
del Tercer Mundo) de cuyo nombre sí
quiero acordarme, Malika Asimi: “el nacionalismo no es más que un eslogan de
etapa para imponer la identidad de
los grupos sociales, pero no es valioso como objetivo común, la humanidad es la
mejor opción para el hombre”


Genial. Te sigo y siempre me sorprendes. Es una lástima que sea casi imposible poder comentar algo aquí. Soy Fidel Ernesto, de Estcolmo
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