Acoso escolar
http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2013/05/30/acoso-escolar/591772.html
ACOSO ESCOLAR
ACOSO ESCOLAR
José Luis Raya
En ocasiones, entre tantos canales de
televisión, aparece algún programa interesante, si bien es cierto que suelen
reducirse a documentales y reportajes. Uno de estos últimos pasó desapercibido
por la hora y el día. Quizás no resulte especialmente interesante o atractivo
para el gran público, ya que no se gritaba, ni se insultaba, ni se ridiculizaba, ni se maltrataba a nadie.
Sin embargo, paradójicamente, trataba sobre esto mismo: el acoso escolar, al
que llaman bullying, no sé si es necesario incorporar este anglicismo ¿Acaso
puede ser distinto a otros tipos de acoso? En esencia es igual a los demás, lo
que cambia es el escenario.
Un adulto puede soportar y/o denunciar
una situación de acoso laboral por ejemplo, pero un niño o un adolescente se
sienten mucho más indefensos y la mayoría de las veces lo ocultan en su
familia, ante sus profesores y en su entorno en general, aunque su entorno se
suele reducir a ellos mismo-as. En dolorosas y extremas situaciones, sólo ven
en el suicidio la única solución. Lo ilógico de todo esto es que se consideran
culpables y merecedores de todos esos atropellos y vejaciones, estas
consideraciones tienen muchos puntos en común con la violencia doméstica.
La detección de este problema es
notoriamente complicado en los colegios o institutos, puesto que, sobre todo al
principio, un aula normalmente se encuentra repleta de alumnos-as por lo que
aprenderse los nombres y apellidos de todos ellos lleva su tiempo. Después,
conocerlos y saber de sus aficiones o intereses lleva mucho más tiempo aún. El
alumno o alumna que está siendo acosado, esto es, perseguido, insultado,
marginado, ridiculizado o menospreciado y despreciado, suele sentarse al final
o aislarse, y no se comunica con casi nadie. Estos son los síntomas que nos
pueden alertar, pero puede deberse a su carácter particular o a diversos
problemas que sucedan en casa, en cuyo caso debemos conocer para saber
discernir y actuar. Este tipo de alumnado suele faltar mucho a clase y
suspender sistemáticamente casi todas las asignaturas.
El informe de televisión se fraguó
desde la vida adulta de estos antiguos niños y niñas, acosados en clase.
Testimoniaban su vida pasada con toda su crudeza y a cualquiera se le
descomponía el ánimo y el alma al comprobar el periplo de psicólogos y
psiquiatras a los que habían acudido, cuyos traumas los acompañarán de por
vida. Aún recuerdo esos rostros compungidos y amedrentados de treintañeros y
cuarentones, relatando las vejaciones a los que fueron sometidos durante su
infancia o adolescencia.
Nadie tiene derecho a destrozar una
vida de por vida, ni a jugar con los sentimientos de las personas, ni con su
integridad, ni con su dignidad. Seguramente esos mismos niños acosadores
disfruten de una vida feliz en familia, con su cónyuge e hijos-as. Estos
antiguos niños acosados, cargados de problemas y traumas, no les ha cuajado
ninguna pareja y han fracasado en sus intentos de formar una familia, o en
definitiva de ser felices. La administración debe perseguir a estos acosadores
y anularlos, o reeducarlos, lo mismo que se persigue a un pederasta o a un
maltratador. Pero, es precisamente la
administración la que nos crea el problema a nosotros y a la sociedad en general,
sobrecargando las clases de alumnos. En alguna ocasión, he tenido que solicitar
mesas y sillas porque no había donde sentarse. Es casi imposible detectar esto
en un aula hacinada de cuarenta criaturas. Cuando nos damos cuenta, suele ser demasiado tarde. La administración y el
gobierno deberían ser responsables subsidiarios de estos asuntos tan
lamentables e inhumanos. A ver si con la Religión en las clases y eso de
"ama al prójimo como a ti mismo" sirviera de algo, aunque me temo que
la Educación para la Ciudadanía también abogaba por este asunto y sobre todo
por el respeto a la diferencia y a la diversidad. Insisto, los distintos
gobiernos hacen y deshacen a su antojo, y a nosotros los docentes, y a la
sociedad no paran de crearnos problemas y entuertos, y sobre todo a estos niños
que pueden ser desgraciados e infelices
para siempre, sobrecargados de traumas y complejos. No es justo.


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