LAS AMISTADES AMISTOSAS
En cierta ocasión afirmé que los amigos-as son el sucedáneo de la
ausencia familiar. Por ello es conveniente cuidarlos, pero no mimarlos,
protegerlos sin llegar al sobreproteccionismo. Al amigo hay que alabarlo en
público y reprenderlo en privado. Apoyarlo cuando sea necesario, pero nunca
incondicionalmente. No hay que abusar de su confianza, y casi siempre es
conveniente hablarlo todo con absoluta claridad.
Con el amigo de verdad es con la única persona con la que puedes pensar en
voz alta. Esto último es todo un
lujo, al alcance de unos pocos. Si te callas, omites, silencias, piensas
detenidamente lo que vas a decir, ya no eres espontáneo, ni lozano, y
seguramente poco sincero. Aunque el silencio compartido, entre dos amigos,
suele ser una melodía placentera. Siempre sobran las palabras y son los gestos
o las miradas lo que delatan la conexión que se ha forjado con el paso lento de
los años. Con un leve gesto el amigo lee e interpreta todo un mar de
comentarios que el otro omite por inncesarios, así mismo la amistad empieza
donde termina el interés. No es necesario estar en contacto diario pero si ese contacto se va dilatando
en el tiempo lógicamente la amistad se va enfriando y diluyendo. Hay que estar
a las duras y a las maduras, y no sólo compartir el tiempo de ocio, de pubs y
de diversión. Hoy por mí y mañana por ti. Al amigo se le reconoce porque
siempre se anticipa y está mucho antes de llamarlo, porque te apoya, te
reprende y te quiere, y se ofrece sin esperar nada a cambio. Es lo más parecido
al amor, pero sin sexo, me refiero al amor de verdad, porque el de mentira lo
veo todos los días, y no me gusta nada, y se basa precisamente en eso, en las
mentiras, mentiras que muchas veces se disfrazan de silencios u omisiones. Si
no se lo cuentas, ya le estás mintiendo, y eso ya no es amistad, ni amor. Hay
que madurar mucho para llegar a esta situación y llevarla a la práctica
permanentemente. No me vale “ojos que no ven....” es ése el refrán más egoísta
jamás inventado, tras él se esconden los adúlteros, los canallas y los
desesperados. Nunca sientas lo que pienses, ni pienses lo que sientas. La
amistad simplemente se ofrece, no se exige.
Ahora me voy a dirigir a vosotros, cada cual debe verse reflejado en
estas líneas, sino ocurre así, discúlpame, ha pasado el tiempo, la planta se ha
secado y ya te he olvidado:
A ti, compañero de oficio, desde hace años, desde la infancia, es
un loor nombrarte en primer lugar junto a ti, amigo del pueblo, muy amigo y
hermano.
Y tú, después de un tiempo distanciados, unidos y separados por la
civilización helena, te has revelado como un hermano, siempre dispuesto y
atento a escuchar, hablar y ayudar. El perdón nos ha redimido.
Y vosotras, nenas, qué apoyo tan incondicional y sincero, habéis conocido
momentos importantes y desquiciantes, y ahí estáis cuando os necesito. Muy
bien.
Y tú, cinéfilo empedernido, cuanto tiempo juntos y tan ciegos, sólo el
tiempo nos ha reencontrado. Y usted, altiva señora de la noche, amigo y amiga,
sensual, provocador y despampanante, dicharachero como un trianero, sin embargo
en tu sonrisa clara y en tu mirada azul ruge el fuerte viento de tarifa.
Y tú mismo, tan soez y entrañable al mismo tiempo, nadie te entiende
porque tu tampoco entiendes a los demás, y muy cerca de ti, embriagado siempre
de licor y ajeno al mundo sigues ahí con tu imparable sonrisa y tus mudos
lamentos, cuánto has cambiado só mamón, espero que algún día caigas en la cuenta y recojas todo lo que
vas dejando en el camino.
Y tú, a pesar de todo, ahí estás, nunca me he sentido apoyado, nunca has
atendido mis versiones, pero afortunadamente el tiempo es sabio y va poniendo a
cada cual en su sitio, y has ido descubriendo que ni el malo era tan malo, ni
el bueno tan bueno. Es de sabios esperar y contrastar y no dejarse llevar por
la primera impresión, ni opinar a partir de los clichés, ni de los arquetipos.
Como ves lo que antes era blanco, ahora es negro. Nunca te fíes de una primera
versión, sé más inteligente y escucha atentamente, y lee no sólo lo que se dice
, sino también lo que uno se calla. No critiques en público, que después todo
se sabe, y uno se queda con el culo al aire cuando todo lo que has dicho o has
pensado se ha convertido en agua de borrajas. Sin embargo ahí estás, en la
distancia, manteniendo el tipo, y manteniendo esa aburrida relación, que ya no
te ofrece nada, y te está comiendo tu inmenso corazón.
Y ustedes, calamidades de lo/a laboral, cuarentones achacosos. ¡Ay dios
mío¡ que reencuentro tan inesperado. ¿Quién dijo que segundas partes nunca
fueron buenas? Mucho mejor es la Segunda Parte de El Quijote o la del Señor de
los Anillos. Vosotros, que me habéis traído tantos recuerdos olvidados, gracias
a ustedes, señores y señoras, voy recomponiendo el puzzle de mi pasado, de mi
vida, a la cual perteneceís por derecho propio. Sobre todo, si plastificamos a
Bee Gees, entenderemos mucho más el presente.
Y sin darme cuenta, efectivamente voy parcelando, y en la siguiente,
observo cómo después de tantos años trabajando codo con codo, los compañeros y
compañeras de trabajo se han convertido en mucho más: y desde aquí un fuerte
abrazo a esas señoras de corazón.
Y casi salto de puntillas a un buen número de innombrables, asépticos,
neutros, que sólo te llaman o te nombran cuando les apetece o les conviene,
porque tienes algo que les ineteresa.
Llegan, lo usan y se van. Y vuelve a sonar el móvil pasado un tiempo porque
buscan algo, o algo les interesa. Nunca aparecen para saber qué tal estás.
Y así es la vida... Unos aparecen, otros desaparecen, otros se mantienen
y otros se pierden en las lágrimas del olvido quizá tristemente para siempre.


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