El dilema de las lenguas de España

 




https://www.diariosur.es/opinion/dilema-lenguas-20201214001524-ntvo.html

 

Desde que apareció en prensa Las lenguas de España y Atrofias lingüísticas siempre me he mantenido firme en mis convicciones, seguramente porque soy filólogo e hispanista a la par y porque he sabido diferenciar -asido siempre a la mano de Ferdinand de Saussure, ya que cuando asgo algo seguro y sensato no lo suelto- contundentemente entre lenguaje, lengua y habla por un lado, y por otro, entre hablantes, ciudadanos y políticos. Por otra parte, cuando deseemos realmente ser ecuánimes en cualquier temática, intentemos ser ponderados: remito a mi artículo Moderatio. Lo malo de esto es que te llevas bofetones a diestro y siniestro, seguramente porque la verdad siempre resulta incómoda, sobre todo para los que permiten que piensen por ellos mismos, aferrándose a la opinión de sus gerifaltes. Esto me recuerda que debería leer ya la prodigiosa novela de Valle-Inclán Gerifaltes de antaño.


No creamos del todo que si una persona puede dominar más de dos lenguas su cerebro se vaya a convertir en una suerte de conflicto babélico, sino que esto repercutirá en el desarrollo de su inteligencia y en una poderosa medicina futura contra el Alzheimer, aparte de la enorme riqueza cultural que nos aporta, no tanto para comunicarnos con los demás como  para leer en otras lenguas y enriquecernos intelectualmente. Otro asunto es el uso político que se le quiera dar a ello.

Si en Andalucía hubiésemos tenido otra irracional mole nacionalista/independentista como en Cataluña o el País Vasco, probablemente hubiera resucitado el mozárabe y se estaría estudiando en las escuelas y muchos de nosotros lo estaríamos hablando. ¡Qué bellas y sonoras aquellas jarchas de antaño!: Tan´t amare, habib, tan´t amare. Enfermeron olios nidios, e dolen tan male. Sin embargo, más por desgracia que por suerte, el mozárabe desapareció. Podría interpretarse como algo contra natura intentar resucitarlo, como si usáramos técnicas  de reanimación, después de un letargo de criogenización lingüística. Recordemos el rotundo fracaso del esperanto, una especie de frankenstein lingüístico con muy buenas intenciones. Es lo que se  ha hecho – salvando las distancias- con el euskera, esto es, lo que se conoce como vasco de laboratorio o batua. De hecho, exceptuando algunos textos medievales y algunas glosas en vascuence, el vasco se cultivó poéticamente y en ensayos varios durante siglo el XIX, cuando aparecieron los resurdimentos y renaixensas, por lo que carece de una historia literaria, algo básico para que un dialecto se pueda transformar en lengua. Se me acaba de ocurrir una metáfora para los neonatos en la materia: la oruga que se metamorfosea en mariposa. Efectivamente, toda lengua fue, a su vez, un dialecto, esto no significa que todo dialecto tenga que derivar en lengua. El euskera (antaño denominado vascuence) estaba escindido en una miríada de variedades dialectales, de hecho había habitantes de aldeas muy próximas que no terminaban de entenderse. Muchos de estos dialectos se fueron perdiendo, como el roncalés, allá por 1963. El gobierno  vasco ideó el batua o lengua estándar para agrupar esa Torre de Babel en algo común a todos los vascos, por lo que comparte un poco su artificio con el esperanto. En China, por ejemplo, coexisten tantísimos dialectos que sus propios noticieros son subtitulados en chino para ser entendidos por todos sus habitantes. He ahí el problema de “menospreciar” una lengua vehicular sólida.

Así como el biólogo o el naturalista – o el ciudadano que posea ciertas inquietudes ecologistas- intentan proteger todas las especies animales y se preocupan por que no se consuma la extinción de alguna de ellas, el filólogo, per se, ama y desea que se protejan y cuiden las lenguas, sin distingos. Esta loable consideración se convierte en algo vomitivo cuando el político de turno pone sus manos sobre este dilema. En este sentido, nuestro vecino, Francia, ha utilizado una política férrea y contundente en defensa del francés, de hecho se han debilitado emblemáticas lenguas como el provenzal,  el bretón o el occitano, su uso se va convirtiendo en algo residual o se estudia solo en los textos. El corso parece caminar de capa caída y, con el tiempo, el euskera y el catalán de la zona francesa terminarán desapareciendo. Es curioso el uso de las políticas lingüísticas por parte de España y Francia. Están en las antípodas. Vuelvo a reclamar la moderación. Mimemos nuestras lenguas peninsulares sin marginar ninguna de ellas. Sin embargo, ahora se está practicando una suerte de franquismo lingüístico invertido. 

Dicho esto, podemos tener en cuenta otra serie de consideraciones.

En España coexisten cuatro lenguas oficiales: castellano, catalán, gallego y euskera. En España se habla el español, es decir, el castellano común a toda la península, incluyendo otros territorios de ultramar. Lo mismo que en Francia, Italia o Rusia sus lenguas oficiales reciben el gentilicio correspondiente a ese país, es decir, francés, italiano o ruso, por poner tres simples ejemplos, y así centenares más.

En España debería profundizarse en el estudio del Latín nuevamente, para después recibir unas nociones básicas de nuestras lenguas cooficiales, en lugar de otras asignaturas inservibles, puesto que todas ellas (exceptuando el vasco) proceden de la misma raíz. Resultaría interesante incluir el luso o portugués en esta nómina. Me remito a un artículo mío titulado Sinergia ibérica. Es fundamental que todos los estudiantes conozcan nuestro rico patrimonio cultural, ello incluye nuestras lenguas obviamente.

El español no corre ningún peligro cuando un territorio de España  utilice en sus centros de enseñanza  su propia lengua materna como lengua vehicular. Solo hay que advertir a las familias, formalmente, de las importantes lagunas que se les puede crear al alumnado al “descontrolar” la segunda lengua más hablada del planeta, esto es, el español o castellano y que su propia lengua solo les va a servir para desenvolverse en cuatro provincias: este irrefutable dato parece invisible a los ojos de los indis.

Por lo tanto, todas las lenguas de España pueden coexistir perfectamente en tanto en cuanto los políticos no metan sus zarpas y comiencen a politizar el asunto. Dejemos que la madre naturaleza, junto con determinadas medidas proteccionistas, encaucen este embrollo. Recordemos cómo el inglés se blindó drásticamente en EEUU y ahora el español le está plantando cara seriamente, además existe un poderoso medio de comunicación muy potente que hace poco más de tres décadas no existía. Esto último cambia el panorama del desarrollo y evolución de cualquier lengua.  

 

 El dilema de las lenguas de España

José Luis Raya Pérez

Comentarios

  1. El valenciano no es un dialecto del catalán sino que es al revés, el valenciano nace 200 años antes y el catalán no se empieza a usar comúnmente asta el siglo XX.
    NO ES EL MISMO IDIOMA

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    1. Ainsss... los académicos no consideran al valenciano como una Lengua o idioma. Qué quieres que te diga??? El catalán tiene una tradición antiquísima. Hay una vasta literatura catalana... se ha usado desde los inicios del castellano y el valenciano, como tal, era otra variedad del Latín muy afín al catalán. También tenía sus textos en valenciano "antiguo" como Tirant lo Blanc por citar el más famoso.
      Cuando quieras quedamos y debatimos jjjj
      Un abrazo

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    2. ¿Y vas a debatir también que el asturleonés no es un dialecto del castellano, sino una lengua romance? Que políticamente sea oficial, cooficial o no, no es un criterio lingüístico, pero que oses poner ese mapa del inicio del texto es para dejar de leer, sinceramente

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    3. No estoy debatiendo ni opinando. Estoy informando.
      Ciertamente la imagen no es apropiada por la información añadida.

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